Por: Leonardo Castelán
Fotografías: Cortesía
Se realizó el evento más candente de WWE, Wrestlemania, en su edición número 36. Lo que se esperaba ser un evento donde los fanáticos de Tampa disfrutarían de lo mejor de la empresa de los McMahon, terminó por tener un obstáculo: el COVID-19, que se ha expandido en todo el mundo, siendo Estados Unidos, el país más afectado, hasta la fecha.
Una decisión arriesgada
¿Cuál fue la respuesta de la empresa McMahon ante la situación? La WWE empezó a realizar sus shows semanales a puerta cerrada en el centro de desarrollo de Orlando y se canceló tanto el NXT TakeOver: Tampa, como el mismo Salón de la Fama, que se celebra anualmente. Con ello, todos creíamos que el evento máximo del wrestling se pospondría o de plano, se suspendería; tras saberse que el estadio Raymond James no podría albergar un evento masivo como lo es Wrestlemania, WWE decidió seguir adelante con el evento, pero esta vez, en el propio Performance Center de Florida y haciendo algo histórico: celebrar la fiesta más grande de la lucha americana dos días seguidos, siendo el sábado 4 y domingo 5 de abril, donde Stephanie McMahon le dio la bienvenida a la audiencia, explicando que esta edición traería algo diferente a sus antecesoras, lo cual sería la ausencia de los fanáticos en el recinto, mas no de la calidad de entretenimiento y teniendo como anfitrión al ex-jugador de la NFL, Rob Gronkowski, quien ganaría el Campeonato 24/7 en el día 2 del evento.
Día 1: La marca histórica se extiende
El día 1 fue una entrada bien lograda para lo que vendría, ya que, tras la retención de la mayoría de los títulos en juego, Alexa Bliss y Nikki Cross como campeonas en pareja, Elías vengándose de Baron Corbin, una lucha decente de escaleras por los Campeonatos en Pareja de SmackDown, un enorme "Momento Wrestlemania" por parte de Kevin Owens, en su lucha contra Seth Rollins, el inesperado triunfo de Braun Strowman, ganando el Campeonato Universal, concretando su primer reinado máximo y todo ello cerró con una inusual, pero interesante lucha con estipulación especial (Boneyard Match) por parte de AJ Styles y el Undertaker en un cementerio, saliendo este último como el ganador, además de utilizar su antiguo personaje de motociclista.
Día 2: Regresos y triunfos
El día 2 fue lo que muchos fanáticos quisieron ver, ya que todo empezó con el triunfo de Charlotte Flair ante Rhea Ripley por el Campeonato Femenino de NXT, una lucha bien trabajada entre Aleister Black y Bobby Lashley, el segmento romántico sumamente esperado de Otis y Mandy Rose, el regreso ganador de Edge, triunfando en un "Last Man Standing" contra Randy Orton, tras 9 años de ausencia, los Campeonatos en Pareja de Raw y el Femenino de SmackDown defendidos con éxito, una nueva estipulación especial (Firefly Fun House Match), donde Bray Wyatt jugó psicológicamente con John Cena y su historia en WWE, saliendo como ganador 'The Fiend' y el platillo estelar: ver a Drew McIntyre derrotar a Brock Lesnar y con ello, coronarse emotivamente como el campeón máximo de la empresa de Connecticut.
Las estipulaciones especiales: Un recurso bien manejado
El Universo WWE no esperaba algo tan sorprendente, teniendo en cuenta la ausencia del público, pero gracias a las ideas en las luchas pactadas, sobre todo en las luchas de Taker contra Styles y la de Cena ante Wyatt. Por un lado, el "Boneyard Match" fue una demostración de lo sorprendente que aún puede ser el 'Deadman' y con el suspenso de lo que vendrá para el 'Fenomenal' en el futuro. Por otra parte, el "Firefly Fun House Match" dio a conocer nuevamente el amplio talento creativo del hombre detrás de 'The Fiend', recreando los escenarios más importantes en la carrera de John Cena e incluso, en la historia de la empresa McMahon y de su antigua competencia, WCW y utilizándolos como un ataque de psicología en contra del reconocido luchador, en un ambiente terrorífico, complementado con un poco de comedia y nostalgia pura.
Conclusión: No confiar siempre en la expectativa
Quizás no haya sido el Wrestlemania con más calidad de todos los tiempos, pero lo que se aplaude es el intento de WWE de regalar un evento decente, pese a las difíciles circunstancias,
lo cual pudo lograr, al tener en cuenta las estipulaciones ya mencionadas, el gran spot realizado por Kevin Owens, al darle un codazo a Seth Rollins desde un logo del evento, hasta la mesa de comentaristas, el regreso de un luchador legendario como Edge y los momentos de triunfo de Braun Strowman y Drew McIntyre, este último que tardó más de una década para consolidarse y hacer su sueño realidad.
Lo que parecía imposible o de plano, una catástrofe cantada, se convirtió en algo que muchos fanáticos han agradecido. A pesar de las condiciones, Wrestlemania 36 fue el caso perfecto de esperar lo inesperado, cuando se trata de la fiesta más grande del wrestling.
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