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#TiempoAgregado: De la promesa a la pretensión


Por: Jorge A. Rodríguez Fernández - @Barba_analista Fotografías: Cortesía

Hace diez años...


El pasado miércoles 8 de abril, se cumplieron diez años del fichaje que involucró al Club Deportivo Guadalajara, al Club de Fútbol Manchester United y al delantero Javier “Chicharito” Hernández. Por aquel entonces, el Guadalajara despuntaba en la liga mexicana de fútbol y en la Copa Libertadores de América, gracias a su labor de conjunto, encabezada por José Luis “el güero” Real; por su parte el Manchester United, vivía un momento excepcional en el fútbol europeo y en la liga inglesa de fútbol, de la mano de su mítico entrenador, Sir Alex Ferguson. El traspaso del jugador se dio en buenos términos para todas las partes involucradas, al grado que las escuadras titulares de ambos clubes, llegaron a enfrentarse en el partido amistoso que inauguró el estadio del Guadalajara y que, además, concretó el traspaso del ariete mexicano.


El ciclo


La llegada de Javier “Chicharito” Hernández a los “Red Devils”, fue motivo de muchas especulaciones en el contexto futbolístico mexicano; no obstante, los números del jugador en el club de Manchester, destacaron por ser más de lo que se esperaba. Luego de un año, el delantero se convirtió en un referente del “United”, que contaba con una veintena de goles, con la simpatía de los seguidores del club, con algunos campeonatos y con la etiqueta de ídolo en México. El trabajo de Hernández era evidente, respondía a las responsabilidades que debía encarar como delantero “probado”; sin embargo, las cosas cambiaron, y fue quizá porque su descubridor y gestor, Sir Alex Ferguson, dejó el banquillo de los "Red Devils", hecho que llevó a Hernández, a iniciar una peregrinación fuera del club, misma que lo llevó a volverse irregular.

La primera parada del trajín de Hernández, lo llevó al Real Madrid; donde destacó como un suplente, capaz de llenar el hueco que dejaba Karim Benzema, por lesión o por cansancio. Posteriormente el mexicano pisó Alemania, donde jugó para el Bayer 04 Leverkusen; ahí logró acoplarse al juego del equipo, tomó lo que muchos llamarían “un segundo aire”, que ilusionó a muchos con verlo luego en otro equipo top. La realidad y su nivel, llevaron a “Chicharito” de regreso a Inglaterra, con el West Ham, y luego a España, con el Sevilla; equipos donde jamás se le vio en el nivel, que si podemos recordar de su paso por el “United”. Quizá llama la atención su “regularidad” con la selección mexicana, misma que encabeza como máximo “romperedes” desde hace algunos años, pero que nunca le ha impulsado hacia los lugares donde estuvo.


Entre la élite y el resto de los mortales


Para muchas personas, el máximo de un futbolista, es jugar en algún club del viejo continente; y claro, no se le debe restar importancia a un logro semejante, sobre todo porque un futbolista que juega en una liga de mayor nivel, ayudará a mejorar el nivel de su liga de origen. Pero el tema se centra en otro nivel, uno que reconoce el deseo de éxito y trascendencia, al que pocos aspiran y aún menos logran llegar. Un nivel en el que solo están Hugo Sánchez y Rafael Márquez, jugadores que destacaron, tanto por sus aptitudes como por sus actitudes. Y es que el caso del “Chicharito” es algo interesante, pues no pertenece ni a un grupo, ni a otro. Nadie podría afirmar objetivamente, que el jalisciense carezca de aptitudes, sus números y su experiencia lo avalan; sin embargo, son sus actitudes, sobre todo las más recientes, las que le han llevado a sobrevalorarse subjetivamente y a bajar su nivel de juego de manera notable.

Cuestión de actitud


Cada cierto tiempo, sobre todo cuando el fútbol mexicano es protagonista de un fracaso, las teorías que pretenden explicar y poner fin a tales fracasos, hacen uso del argumento que refiere a la mentalidad o a la actitud. Dicho argumento, toma como base la carencia de fuerza mental, a la hora de encarar compromisos deportivos importantes; y aunque este ejemplo reconoce el fenómeno, como algo colectivo y propio de la selección mexicana, debemos entender que también se encuentra presente en la parte mental individual de cada jugador, aunque se manifiesta de distintas formas. Quizá las más evidente y constante de estas formas, es la que se manifiesta cuando los jugadores como Javier Hernández, sienten que han superado todos los peldaños de su carrera, y por ello, se han convertido en algo que va más allá de las canchas y del fútbol, algo que solo les permite “imaginarse cosas chingonas”, aunque ya no las puedan hacer, ni en el campo, ni en su vida como figuras públicas.

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