Redacción: Érika Reynoso
Fotografía: Cortesía
Un sueño forjado desde la niñez fue el camino que llevó a una gran leyenda del futbol mexicano a ser uno de los jugadores más talentosos que ha tenido la Liga MX en su historia. “Yo solo soñaba con jugar en Primera División, mi sueño era ser jugador profesional, no me importaba cual”, mencionaba Benjamín Galindo Marentes.
Recién cumplía los 18 años cuando en 1979 lo reclutó el Deportivo Tampico, equipo fundado en 1945. Desde sus inicios sobresalió en la plantilla pero tras varias derrotas, se presentó el tercer descenso de 'Los Jaibos” en 1982.
Pronto nació Tampico-Madero, equipo en el que sobresalió nuevamente el Maestro junto con Joaquín del Olmo. Bajo la dirección de Carlos Reinoso, lograron llegar a dos finales sin corona.
Llegando al año de 1986, el rebaño sagrado puso la mirada en Galindo. Fichándolo y llevándolo a Primera División, obtuvo su primer título en la temporada 86-87 en dirección de Alberto Guerra. La final se disputó contra la máquina del Cruz Azul y culminó con un marcador 3-0. “En Chivas están los mejores recuerdos de mi vida en el futbol, mi etapa en Guadalajara es muy especial”.
Fichando de equipo en equipo, otorgó títulos jugando junto a grandes futbolistas. Así sucedió en 1994 cuando se marchó de las Chivas y se mudó a Santos Laguna para conseguir junto con Jared Borgetti, Gabriel Caballero y Francisco Gabriel de Anda, el primer título en la historia de los verdiblancos.
Para el invierno 9 lo fichó Cruz Azul y consiguió a su lado el octavo título. Posterior, llegó a Pachuca y logró nuevamente postular al equipo como campeón.
Su carrera como jugador finalizó regresando al equipo que lo acogió en Primera División. Despidiéndose como la leyenda que fue, se coronó en el último partido ante Tecos con un hat-trick; el primer remate dado de media cancha, el siguiente desde el área de penal y el último disparado de tiro libre.
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